martes, 31 de diciembre de 2013

2014, todo un año de promesas

En una ciudad mediana de un país grande, sus habitantes pequeños pedían todos los finales de año ser mejores, más ricos, con más salud, más libres o más esclavos del amor... 
Todos los años...y por supuesto cuando acababa el 2013 y comenzaba el 2014 volvieron a hacer lo mismo.
Agradecían al año que terminaba las cosas buenas y lamentaban las malas que les había sucedido y como es lógico pedían al año siguiente todas las bendiciones posibles.
Pero este año era distinto para Jucar, un hombrecillo sencillo pero con muchas inquietudes. Agradecía todo lo que había vivido el año que cerraba y todas las maravillas que le habían sucedido, daba las gracias al Universo por concederle tanta Luz. Y añoraba a todos aquellos que ya no estaban con el.
Aún así, no sabía que pedirle al nuevo año. 
Con determinación el último día del año que acababa, se levantó y fue a ver al hombre más anciano y sabio del lugar, por aquello de que si había vivido tantos años, sabría que pedirle siempre al año venidero.

Caminó con celeridad y al llegar a la cueva del anciano llamó a la puerta encontrándose esta abierta, entró en la casa, nunca había estado allí y le sorprendió encontrarse una casa humilde con una sala no muy grande que daba acceso a una habitación, a una cocina y a un aseo. Nada más, la casa era sencillamente eso.
El anciano le esperaba sentado en una butaca y nada más verle le preguntó 
-Hola Jucar, ¿qué te trae por aquí? Supongo que no habrás venido a traerme la cena de fin de año.
- No anciano, sólo quería preguntarle que debo pedirle al nuevo año, estoy en blanco y aunque deseo muchas cosas no me veo capaz de conseguirlas. Tampoco sé si el año próximo será posible tenerlas y no se priorizarlas por sino puede concederme todos mis deseos... Como ves anciano, estoy hecho un lío. 
- Hijo, dijo el anciano, durante mis muchos años, nunca le he pedido nada al futuro, así que no te puedo aconsejar. 
Una gran pena se clavó en el corazón de Jucar.
- Ohhhh anciano, me siento desolado no se que haré entonces.
- No te preocupes muchacho, te diré lo que he hecho yo estos años; cada final de año he apuntado en una hoja aquello del año anterior que me ha servido para algo, es importante que sólo apuntes lo que te haya sido útil, sea bueno o malo, si te ha servido para algo no debes olvidarlo nunca. En otra hoja apunto aquello que quiero lograr el año que viene, se consecuente y escribe cosas medibles y que realmente puedas conseguir en ese plazo de tiempo. Si quieres ir a la luna no apuntes eso, apunta el buscar información, hacer ejercicio para mejorar y apuntarte a alguna academia, es decir, algo que puedas conseguir en ese plazo de tiempo. 
Recuerda, continuó el anciano, que todo lo puedes lograr, pero si te fijas metas ilógicas te decepcionarás a ti mismo, el
camino se empieza por un paso y se hace caminando. Pero cada paso es importante.

Con esta idea en la cabeza Jucar dio las gracias al anciano y salió de la casa, dejo de pedir grandes cosas inalcanzables en un año, fué realista y empezó a trabajar desde abajo, comenzó desde cero las ilusiones y no se puso trabas, ya que los pasos pequeños que te llevan a escalar una montaña TODOS podemos darlos.

Que tengas un año nuevo lleno de Luz y que esta Luz ilumine los pasos en tu Camino Personal.


martes, 24 de diciembre de 2013

El Cuervo y el ruiseñor

Érase una vez en un lejano bosque, sobre una redondeada colina y en la rama de un gran árbol; trinaba un ruiseñor. 
Su canto que se escuchaba a kilómetros, enamoraba a las doncellas y ensoñaba a los románticos amantes. 
Sus trinos se utilizaban por los trovadores como acordes para iniciar sus cuentos e historias.

A los pies del árbol se sentaban los poetas a componer los más bellos versos que podían imaginar.
Un día por allí cerca voló un cuervo que sin poder pasar de largo, bajó junto al ruiseñor y en una rama cercana posó sus garras.
- Buenos días señor cuervo. Dijo el ruiseñor. ¿Qué le trae por aquí?
- Vengo de muy lejos ruiseñor, huyo de aquellos que no aprecian mi voz, busco consejo en vos ya que me han dicho que sois prodigioso en el canto y el trino, ¿que debo hacer para agradar a los hombres y bestias? 
- Los agradarás si consigues cambiar tu voz, sin duda el sonido del graznido no es amable al oído. Pero por mucho que aprendas a cantar recuerda que la verdadera clave del cambio, aquella que te hará feliz, único y por la que te amarán sinceramente no está en el exterior; sino en el interior.



Aquel que no sabe apreciar la belleza de todos los Seres tal y como son, no tiene la sensibilidad necesaria para apreciar la grandiosidad del Universo.

Mucha Luz en tu Camino personal.


Hoy hace un año

Hoy hace un año una princesa asiática de grandes ojos rasgados apareció en mi vida. Dando pequeños pasos cogida de la mano de su cuidadora; no recuerdo la cara de esta mujer, mis ojos estaban empañados en lágrimas, pero estaré eternamente agradecido por la atención y amor que mi princesa recibió durante su casi un año de vida.
  Nunca olvidaré la sonrisa amplia, abierta y feliz de mi princesa, como cogió su primer regalo ¡un caballo de peluche que sonaba! Lo movía, lo abrazaba y lo mordía con los ojos expresando una sorpresa infinita.
  Cojí a mi hija en brazos y en ese momento supe que no volvería a ser el mismo, acababa de ser atrapado por el embrujo de su sonrisa.
  La alcé en el aire y al bajarla su pequeña boquita mordió mi nariz como diciendo - ehhhh chaval a partir de ahora todo tu eres mío. Aún no lo sabes, pero ya lo eres.
  Durante los primeros días en ese país lejano y culturalmente tan distinto visitamos lugares curiosos e interesantes y empezamos a modificar nuestra vida junto a ella. 
Ella, con sus pocos meses de vida, nos enseñó cuales son las verdaderas prioridades de la vida, nos enseñó a vivir cada segundo como si el siguiente no existiera. Nos enseñó a reír desde dentro, a jugar con el corazón y sin pensar en quién mirará. 
A mi particularmente me destapó al niño que había olvidado en mi interior y con él acercarme más a ella.
  Sus juegos, sus risas, su grititos, su "papa men" agarrada de mi mano para que vaya a jugar con ella y su "beso graaaande" me acercan al centro del universo.
  Hace poco he descubierto que hago lo que hago y estudio lo que estudio para ser mejor, para hacer crecer a mis Ser y así ayudarla a vivir plenamente sin las trabas y límites que nos hemos puesto nosotros.
  Hoy un año después, sé que no concibo la vida sin ella, me he unido aún más a mi pareja y aunque un niño da muuuucho trabajo y a veces desespera, por ella daría mi vida.

  Ella es Nora Xue y yo soy su padre.


P.D.
Te quiero mucho mi princesa Nora.
Te quiero mucho mi reina Tere.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Tengo

Me desperté esta mañana pensando en la conversación que mantuvimos ayer.

Hablábamos de si comprar o no un coche, tenía muchas ganas de hacerlo, pero me planteaste que quizá simplemente arreglándolo sería suficiente y podríamos mantenerlo durante unos años más.

Le he dado vueltas y he llegado a la conclusión siguiente; “TENGO”

Me levanto para ir a trabajar con el objetivo de comprar aquello que me dicen que debo poseer (tener), un casa, un coche, una moto, una lavadora más rápida, un frigorífico mejor, un colegio mejor, un anillo, un reloj, tener… tener… tengo… tengo… más que el vecino, mejor que el amigo…

El anuncio de tal producto me dice que debo consumir para ser feliz y yo me lo creo.

- Si compro tal artículo estaré tan feliz como aquellos que salen en la tele.

- Si no me maquillo con el producto que me indica tal famoso, no seré tan guapa.

- Si me compro ese reloj que me dice el famoso de tal película, conquistaré las mismas mujeres que él.

SI TENGO, SERÉ FELIZ.


Ahora soy feliz, compré, poseo aquello que tanto deseaba, me siento pleno, feliz, me cambia la mirada, la ilusión, SOY MUY FELIZ.

Ya lo has poseído, lo has comprado con esfuerzo, con mucho esfuerzo, has dejado de ver a tu familia, a tus amigos, has dejado de disfrutar de muchas cosas por adquirir eso que tanto deseabas.

La felicidad dura un día, un mes o un año. Ha pasado el tiempo y ¿ahora? Necesitas poseer más, o tener otra cosa.

Estás metido en ese círculo de consumo – felicidad – desilusión – consumo…

Ahora me toca VALORAR AQUELLO QUE REALMENTE TENGO. Te voy a decir lo que ya sabes, pero déjame que te lo recuerde.
  • Tu familia
  • Tus amigos
  • Tus hijos
Y lo más importante
  • TU.

¿Algo de esto te ha costado dinero? ¿por algo de esto te valoran más? Pues es lo más valioso que podrás tener nunca.


Sólo tú sabrás a que le das más valor y que vas a hacer. Yo lo tengo muy claro, si necesitas ayuda ya sabes como contactar conmigo.

Mucha Luz en tu Camino personal

domingo, 15 de diciembre de 2013

Zure y el amor

Disculpar, mala temporada de trabajo, espero que este cuento os compense...

Hace muchos, muchos años... en un reino junto al mar... :-)

Una joven doncella, ni muy bella, ni demasiado alta, ni demasiado esbelta, su cabello caía por sus hombros con un color tan oscuro como una noche sin luna, sus ojos de un profundo color azul parecía que reflejaban el mar que se pierde más allá del horizonte. Sus andares eran sosegados pero a la vez buscaban un destino una nueva experiencia, descubrir. Sus gestos aunque suaves denotaban carácter, fuerza y ganas de aprender.


Esta doncella, que a bien tenía llamarse Zure, paseaba cada día alrededor de su casa, miraba las flores, los árboles, contemplaba el vuelo de las aves y se deleitaba con su cantar. 

Un día tras otro se adentraba cada vez más en el bosque cercano o se perdía caminando sobre la arena de la playa... Así pasaba el tiempo, todos los días, todas las semanas y todos los meses durante varios años...Zure necesitaba explorar más allá, acercarse a los límites que le permitía su miedo a lo desconocido.  Ella misma se decía todos los días ¿Por qué no?

Con el tiempo pasó de ser una muchacha a ser una mujer que conocía cuáles eran sus gustos y deseos. Deseaba acercarse a la paz del mar, pero necesitaba perderse en la espesura del bosque y descubrir todo lo que este le regalaba.

Un buen día apareció un hombre caminando por la playa, Zure le vio y se acercó a él, el hombre observaba cada paso que ella daba, cada movimiento de su cuerpo, de sus manos, de su cabello. Al estar relativamente cerca, Zure le saludó cortésmente y el hombre devolvió el saludo. Charlaron amigablemente y se despidieron con la promesa de volver a verse.
Y así fue, al día siguiente, y al otro, y al otro el hombre de la playa aparecía para ver y charlar con Zure. Ésta a su vez fue cogiendo cierto cariño y aprecio al hombre quien poco a poco fue convenciéndola de que debería cambiar su peinado, su pelo flotaba en el aire y eso hacía que pareciese desaliñada en algunas ocasiones, a él no le gustaba esa impresión que daba ella. Zure, a partir de ese momento, salía a pasear con el pelo recogido en una coleta o una trenza para así agradar más al hombre de la playa. 
Zure no era feliz con esa modificación de su aspecto físico, ella era así, como era, durante muchos años había llevado el pelo como deseaba y sentía que el modificar su aspecto físico no era lo que la hacía feliz.
Zure intentó exponer al hombre de la playa sus sentimientos y este la reprendió diciendo que era lo que debía hacer para poder acercarse al entorno del pueblo y así poder conocer a gente muy interesante, otros círculos, otro mundo. 
  -¿Para qué quiero acercarme a ese pueblo? ¿Para qué quiero conocer otra gente, otros círculos? soy feliz con mi pelo suelto al viento, con mi libertad.
Decidió que si esto no agradaba a ese hombre, no volvería a verle.

Al poco tiempo apareció un caballero montado en un corcel blanco, era apuesto y con muy buena presencia. Descendió del caballo y se acercó a Zure. Con una dulzura extrema y un trato exquisito conversó con ella. 
Pasó el tiempo y el caballero repetía cada vez más asiduamente el retorno a verla. 
Y así fueron cogiendo confianza, Zure sentía aquello que llaman algunos, mariposas en el estómago, el caballero la trataba con dulzura, con amor, siempre estaba atento a sus deseos.

Zure llegó a preguntarse si eso era lo que los ancianos y las mujeres mayores llamaban amor.
Sin mediar razón para ello el caballero un día la dijo que tardaría en volver, que llevaba demasiado tiempo con ella, que él era un alma libre, estaba acostumbrado a ir de un lado para otro. – No te preocupes Zure, volveré y estaré contigo nuevamente- Le dijo el caballero quedando ella con el alma triste y el corazón herido.
Pocas albas sucedieron cuando una mañana, mientras Zure paseaba, escuchó un relincho, miró al horizonte y sobre una colina cercana vio un caballo rampante, imponente, iluminado por la primera luz del día. En él montaba el caballero, con una impresionante pose y presencia, parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Mientras el caballero increpaba al corcel bajando la colina ella sentía su corazón desbocado al mismo ritmo que el galope del caballo. Su caballero había vuelto como había prometido. Envueltos por el ardor de la pasión y los lazos del amor; pasaron varios días en los que Zure se sentía la mujer más dichosa del mundo.
Al cabo de esos días el caballero volvió a repetir la misma frase, -Debo volar, soy libre y no puedo atarme, pero volveré-
Zure decidió, en ese mismo momento, que aquello no podía ser así. Cierto es que el caballero nunca intentó corregirla, nunca acomodarla a sus correctos modales. Pero ella se sentía limitada, esclava de un deseo y de una espera que, aunque compensada en parte al volverle a ver, no la satisfacía plenamente. Estaba siendo encarcelada por la visión engañosa del amor.

Así pasó el tiempo, no recuerdo si mucho o poco, en un momento determinado de esta historia a la vida de Zure llegó una persona similar a ella aunque no igual. Simplemente, no recuerdo si esta persona era atractivo o no, no recuerdo si era rico o pobre, Zure nunca lo contó, no importaba lo más mínimo. Le gustaba pasear, le gustaba sentarse y contemplar el atardecer, le gustaba ella y le gustaba como vivía la vida.

Zure solo me contó que esta persona respetaba su camino, se ilusionaba por sus deseos, la comprendía y respaldaba cuando tenía miedo, la abrazaba cuando lo necesitaba y Zure, poco a poco, descubrió que ella hacía lo mismo, el no esperaba nada a cambio, solo quería acompañarla, solo quería que ella caminase junto a él.
Cada uno seguía su propio camino, en ocasiones se cruzaban, en otras no, y era en esas ocasiones en las que cada uno le contaba al otro las experiencias que habían vivido en la parte de camino que había decidido andar. Con ello se enriquecían ambos.

… Y el tiempo fue pasando permitiendo a ambos crecer juntos, viviendo sus vidas, respetando sus espacios.

Sin decir nada, sin pensarlo, descubrieron que eso era el amor.

Juan Carlos Martín
Mucha Luz en tu Camino personal.

lunes, 2 de diciembre de 2013

El viento y el árbol

Nani una reciente amiga me ha inspirado este texto. Gracias.


Vivir es aprender, sino te equivocas es por que no estas haciendo nada y por tanto eres como ese árbol seco, cuyas ramas han dejado de ser mecidas por el viento del cambio. Anclado en un paraje desolado sin recibir el frescor del agua ni el calor del sol. 




Sal a la luz del nuevo día, ve preparado o preparada para evitar esas piedras que tu mismo te has puesto en tu camino, te limitan, ralentizan tu caminar. ¿cuantas veces nos decimos no puedo... yo no estoy preparado/a... si yo fuera como el o ella...?

Delante de ti hay un sin fin de opciones.

El árbol lo sabe, por eso cada primavera vuelve a renacer, sabe que habrá nuevos vientos, nuevas aves se posarán en sus ramas, nueva vida rondará cerca de el. Alguna rama se romperá, alguna de sus raíces quedará trabajada en una roca y no aportarán nada. 

Aún así decide crecer.

El árbol no piensa "y sino puedo.." El árbol no se lamenta con su mala suerte. El árbol crece fuerte impasible al resto de elementos que le pueden llegar a limitar. 


El árbol acaricia con sus ramas al resto de compañeros, les demuestra su apoyo, su amor. 
Se siente pleno por que sabe que el que da es uno pero recibe de cientos.





 Si ha nacido sólo en una planicie, piensa -he tenido la suerte de poder contemplar el paisaje desde aquí. Le consultarán el resto de animales porque desde su posición ha aprovechado sus vistas para ser el más sabio, no el más triste o melancólico, sino el que gracias a su situación ha podido avanzar por otro camino diferente al resto.


Bajo su sombra descansarán animales, por sus frutos se alimentarán aves que sin el habrían pasado de largo.

El labrador cansado de su jornada reposará a sus pies y él orgulloso de lo que ha conseguido seguirá creciendo y ofreciendo su cobertura a todo aquel que la quiera.





El árbol sabe que es único, irrepetible y perfecto en su momento.

Cuando se siente abatido por la tristeza y la desolación, sabe que sería fácil dejarse secar, pero mira a su alrededor, contempla la belleza que le rodea, siente el sol y el frescor del agua, se deja mecer por el aire fresco de la mañana y da gracias al Universo por todo lo que tiene, se siente reconfortado y continúa creciendo, viviendo y aprendiendo. 

El árbol vive pleno porque ha conseguido tener justo lo que necesita, ni más, ni menos. Lo que necesita.

El árbol está cerca de ti, te mira y se pregunta "con todo lo que es ese Ser, con todo lo que tiene, con todo lo que puede ¿por qué está así?" El árbol te mira, sonríe y te invita a acercarte a el, a imitarle. 
A dejarte fluir 
A dejarte mecer por el aire. 
A ser TU.


Dedicado a todos los que están a mi lado ahora y siempre.