Cuando tú como adulto o adulta no has llegado a observar el
interior de ti mismo, cuando el tiempo, los estudios y las presiones sociales
no te han permitido llegar a ser aquel Ser que estás destinado a ser, pero has
llegado a tener un buen trabajo, una buena relación o relaciones que te
satisfacen, cuando parece que está más o menos todo en orden en el almacén de
tu cerebro, algo sucede que, si estás atento, te remueve.
Esto pasó hace unos días, en un taller que estoy llevando como facilitador,
es un taller de innovación y trabajo en equipo en el que decidí, que fuera de
la técnica y las dinámicas habituales iba a introducir una serie de actuaciones
de relajación y meditación breve. Me gustaría que dedicarais unos breves
minutos de vuestro ajetreado día a leer lo que sucede en estos talleres.
El taller
lo componen varias personas de una empresa dedicada al mundo de la salud,
personas de edades comprendidas entre los 30 y los 40 años, jóvenes con una
vida que ha empezado a estabilizarse y en la que ya deciden lo que quieren
hacer, tienen cierta estabilidad económica. Como decía antes, decidí arrancar
los talleres con una sesión de relajación, a sabiendas que estas personas no
habían hecho o utilizado estas técnicas habitualmente, sobre todo algunas, otra
estaba estudiando meditación en un libro ¿? Y alguna había hecho pinitos.
Comenzamos
la primera sesión con una relajación guiada a través del cuerpo, muy ligera porque
no quería saturar y sobre todo no quería que pensaran “donde me he metido”
fueron tan solo 10 minutos, recuerdo que esta sesión se realizó después de
comer, a riesgo de que se quedaran dormidos y dormidas. Tras estos diez
minutos, les traje de vuelta de la relajación y comenzamos el taller,
¡sorprendente! La lluvia de ideas, la gestión, la interrelación entre ellos y
ellas, todo fluía, tenían las mentes despejadas totalmente, abiertas a las
nuevas ideas.
Como fue que
decidí que en la siguiente sesión en la que teníamos que decidir qué idea
trabajar y ahí empezarían las discusiones y el ego, les introduciría una
relajación aún más profunda y más en contacto con su Ser.
En este
caso fue al medio día, en medio de la vorágine de su jornada laboral, un día
cualquiera, tenían que romper con su día a día, con su estrés, con sus llamadas
de teléfono, etc. y dedicarse a pensar a crear. Tras los saludos y permitirles
soltar un poco de amarras comencé con la relajación, más larga, más profunda,
más libre, les permití encontrarse con su maestro, difícil en tan pocos minutos
y con tan poca experiencia, pero al volver, sus caras eran un poema, sonrisas,
pupilas dilatadas, contaron el regalo que el anciano maestro les había dado.
Tengo que reconocer que un escalofrío recorrió mi cuerpo.
En cuanto
a la tarea de innovación, ni que decir tiene que avanzamos muchísimo, las ideas
surgieron y básicamente hasta yo sobré. Todo funcionó, todo fluyó por encima de
la media. De hecho en comparación a otros talleres en los que no se ha
utilizado esta introducción, realizados por mí o por compañeros, no han sido
tan fructíferos, el grado de avance es excelente, evidentemente no sólo por la
relajación introductoria que permite romper, está claro que el equipo es bueno.
Pero ¿es más bueno y se trabaja mejor que si no se hubiera hecho la relajación,
presencia y consciencia?
La
próxima sesión espero llevarles aún más allá, hay mucho trabajo que sacar
adelante y debemos estar “limpios” y preparados…
Ya os contaré.
#unpasoentucamino
#jcmt