Ganix llegó al pueblo cuando tenía 14 años, vivía en un
pueblo de la montaña de ese país precioso al sur de Europa. Un pueblo pequeño
enclavado en un paraje idílico, montañas, verdor, ríos llenos de vida y una
vida tranquila y sosegada, no había muchos chavales de edades similares en el
pueblo, pero como era una zona rural y los pueblos y aldeas estaban cerca,
mantenían una buena relación con todos los aldeanos y mozos de la zona.
Fue creciendo junto a otros dos chavales de edad similar,
Eneko y Aner. Con el tiempo se hacían más mayores, más adultos y perdiendo con
ello la inocencia y la sencillez de los años juveniles. Con el paso del tiempo
el carácter de cada uno se fue moldeando en base a sus experiencias, educación
y creencias.
Un invierno duro Eneko y Aner calleron enfermos y aunque
deseaban seguir cumpliendo con su obligación de llevar las ovejas a pastar,
Ganix les obligó a quedarse en casa y cuidarse ya que sino la enfermedad podía
ir a más y aparte de perjudicarles a ellos extenderse al resto del poblado.
A la mañana siguiente Ganix cogió su bastón de pastor y
llamó a los perros, les contó el problema y les pidió colaboración y ayuda
(creo que los perros le entendieron algo, pero no del todo :-) )
Cuando aún le quedaban horas al día y el camino se hacía más
complicado con los animales, Ganix observó que una tormenta empezaba a formarse
encima de sus cabezas, rápidamente organizó la recogida de las ovejas junto con
los perros que intentaban hacer lo imposible, los animales estaban ya nerviosos
por la tormenta que se avecinaba.
Ganix buscó con la mirada la cueva en la que solían
descansar, evaluó los riesgos de llegar hasta allí o quedarse a la intemperie
con el peligro de enfermar bajo la lluvia, recibir algún rayo o que a causa de
los truenos los animales se espantaran. Pensó y tomó una decisión.
- Vamos a la cueva e
intentaré refugiar en ella a cuantos animales puedan entrar.
Silbó a los perros y los dirigió hacia la cueva.
En unos minutos el cielo se ennegreció, empezó a llover de
manera torrencial, prácticamente no se veía a más de diez metros y para colmo
los truenos y relámpagos no tardaron en aparecer. Ganix urgió a los perros a ir
más deprisa, azuzó a las ovejas que balaban asustadas intentando seguir a las
cabecillas más cercanas, los perros intentaban dirigirlas sin mucho éxito,
ladrando y pasando entre sus patas.
Entre los balidos, los truenos cada vez más cercanos y los
relámpagos iluminando el cielo llegaron a la cueva, por todos los medios
posibles Ganix metió a todas las ovejas que pudo dentro, pero la cueva no era
lo suficientemente grande y en parte estaba inundada por la lluvia, parecía que
todo se le ponía en contra.
Un relámpago surcó el cielo, varias de las ovejas
que quedaron fuera de la cueva empezaron a correr presas del pánico y pese a
los esfuerzos de los perros y del propio Ganix algunas fueron irrecuperables,
perdiéndose entre la lluvia.
Cuando todo pasó Ganix decidió dar media vuelta con las
ovejas y apesadumbrado informar a los ancianos del pueblo del fracaso de su
misión.
Los ancianos reunidos alrededor de Ganix escuchaban el relato
de su aventura, al finalizar y tras un periodo de deliberación, el más mayor de
los ancianos le dijo.
-
Ganix, somos un pueblo pobre, humilde y las pérdidas de esas ovejas han supuesto para el pueblo un problema. Pero aún con todo, el relato de tu desventura nos ha
demostrado tu valía, responsabilidad y capacidad. Por ello no sólo no serás
castigado por las pérdidas sino que además serás el responsable del pastoreo de
ahora en adelante.
-
No estés triste ni apesadumbrado por lo
sucedido, era lo que tenía que suceder bajo las circunstancias que se
produjeron.
-
Tomaste las decisiones y llevaste a cabo los
actos según tu mejor criterio teniendo en cuenta en el momento y bajo las
circunstancias en las que te encontrabas. Usaste las herramientas de las que
disponías en ese momento y si no fuiste capaz de salvar a todas las ovejas no
es culpa tuya.
Este tipo de decisiones en mayor o menor medida las tomamos
a diario y debemos de valorar lo siguiente:
- Siempre y cuando tomemos las decisiones de manera plenamente
consciente y no al azar.
- Usando las herramientas que tenemos a nuestro alcance y de
manera adecuada. Evidentemente no me refiero a herramientas como tal, sino a
conocimientos, experiencia, personas, recursos, etc. Es decir, todo lo que
tenemos a nuestro alrededor para cumplir con nuestro objetivo o para llevar a
buen puerto la decisión tomada.
No debes arrepentirte de nada aunque fracases; si lo que hiciste lo hiciste desde la consciencia de haber puesto lo mejor de ti, bajo la situación en la que te encontrabas y con los recursos que tenías y sabías utilizar.
Si te equivocaste, pide perdón por el daño que hayas podido ocasionar, y UTILIZA TODO PARA CRECER.
Juan Carlos Martín
Mucha Luz en tu Camino Personal
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