miércoles, 25 de marzo de 2015

La princesa

Lucía era la princesa de un reino lejano. Durante años buscó un príncipe que la amara profundamente y un día lo encontró. El príncipe Caí, de las tierras del sur. 
Aunque al principio de su relación el príncipe pasó mucho tiempo junto a su princesa hubo un momento que tuvo que partir a su lejana tierra a continuar su formación de príncipe, ella mientras quedó sola en su reino continuando su formación de princesa.

Pero Lucía no se desanimó, luchadora como era y criada en los avatares de una vida nada fácil aún siendo de la condición que era, luchó por recuperar a sus príncipe y tanto fue su empeño, que lo consiguió.  Caí volvió con ella una vez acabada su formación de príncipe y no tardaron en consolidar su amor con un matrimonio según el rito antiguo de su tierra.

Al cabo del tiempo, cuando la felicidad colmaba de dicha sus vidas, decidieron dar otro paso más y establecer una familia, cuestión que tampoco les fue fácil. 

Lo intentaron todo, ungüentos, brujas, magos, santería y curanderos. Al final en otra tierra a través de trucos mágicos consiguieron el milagro de la vida.

Una pequeña de ojos vivarachos, rubia como el sol y con un carácter fuerte como la tierra dónde nació, iluminó sus días.

Pero ese don, no llenaba la vida de la princesa que en vez de dedicarse a disfrutar de sus dones, de sus dominios, su amor y su hija, necesitaba volver a empezar a buscar trucos y magos que la ayudaran a engendrar nuevamente la vida. 
Tomó pócimas, volvió a la misma tierra misteriosa y aunque no tuvo éxito, lo intentó una y otra vez, sabiendo aún así que dañaba su cuerpo y su relación con el príncipe.

Un día se cruzó con un anciano que la ofreció leerla la mano, ella con cierto temor a que la diría se la tendió. El anciano cogió su mano entre las suyas trémulas y la dijo solo una frase: 

- En muchas ocasiones buscamos aquello que creemos nos hace felices, sin darnos tiempo a mirar aquello que nos da la felicidad.
 
Angustiada apartó su mano de entre las del anciano y se fue. Pero la frase que la dijo el anciano quedó en su mente.

Fin.

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