Papá, no quería dejar pasar este día sin dedicarte unas
palabras.
Eres un hombre trabajador donde los haya, de esa generación
que trabajaba doce o catorce horas diarias y encima se sentía en deuda con el
empresario. Amigo de sus amigos, entrañable y bastante cariñoso para ser un
hombre nacido antes de la guerra civil española. Aunque algo machista cuando
era joven, la edad te ha ido suavizando y eres el primero en levantarse cuando
toca recoger la mesa y, cuando hay que limpiar la casa coges tu aspiradora y a
todo motor te pones en ello.
Conoces la Casa de Campo madrileña como nadie y gracias a ti,
algo conozco yo. Me has llevado desde pequeñín a lugares recónditos de tan
ilustre campo. Sé que te hubiera encantado que me hubiera gustado el fútbol
como a ti, mira que lo has intentado mientras te he dejado, pero nada macho, no
hay forma. Bueno, no te preocupes, que me cuido y me cuidan.
Como eres un hombre del siglo pasado y con una escuela un
poco antigua, siempre te ha costado entender porque no he sido fiel a ningún
trabajo y en pleno boom de la informática cambiaba cada uno o dos años de
empleo, eso siempre te ha llevado los demonios.
Es verdad que no has sido un hombre demasiado valiente ni echado
para adelante en cuanto a tomar decisiones que puedan comprometer la seguridad
de la familia, pero gracias a eso siempre hemos mantenido una cierta
estabilidad, sin riquezas, me has enseñado lo que es la humildad, sin marcas y
sin etiquetas, me has enseñado que se puede ser feliz con poco, y con tu amor y
lealtad hacia la familia, me has enseñado que lo más importante casi siempre
está muy cerca, más de lo que imaginamos.
Sé que te sientes orgulloso de mi, de mis hermanas, de tu
nieto y de tus nietas, de la familia que tienes, sé que a la pequeña te gustaría
abrazarla y besarla más, pero noto que estás con ella en muchas ocasiones, sé que
la cuidas, sé que estás ahí vigilando su caminar por la vida y sé también que
estás a mi lado, en cada decisión, lo sé sin duda.
Papá, porque nunca te he llamado padre y no lo voy a empezar
a hacer ahora, tengo mucho que agradecerte, enseñarme a amar, mostrarme que da
igual la edad para ilusionarse con todo, todo te ilusiona, todo te apasiona. Me
has enseñado a amar los libros, la lectura, la letra, tu trabajo te obligó a
leer mucho y eso te lo llevaste a casa y nos lo transmitiste a tus hijos.
¿Sabes que casi todos los días me acuerdo de ti?, casi todos
los días miro tu foto con mamá, la foto en la que estáis disfrazados de chulapos,
tan guapos, tan sanos, tan chulos. Madrileños de pura cepa de los que me siento
tremendamente orgulloso, así se lo transmito a mi hija para que ella también os
ame y se sienta orgullosa de vosotros y de la familia que habéis creado y
criado.
Hoy te echo de menos mucho más que otras veces, quizá porque
te siento lejos, quizá porque no ha sido un buen día, da igual, hoy te echo de
menos mucho y quiero que lo sepas. Sé que estas palabras te llegarán, quizá
mientras las escribo, quizá porque las leerás en otro momento.
No te lo he preguntado antes porque creo saber la respuesta
¿te gustó mi primer libro “un paso en tu camino”? tienes un ejemplar esperándote,
te lo dedico cuando quieras venir a por él, lo guardo para cuando nos veamos y
te lo doy.
Bueno Papá, no me alargo más, que me pongo a escribir y se
me va el santo al cielo. Feliz día papá. Te mando un fuerte beso y un fuerte
abrazo allá donde estés, te quiero y no te olvido.
Que lo sepas.
Juan Carlos Martín Tejada.
#unpasoentucamino #jcmt
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