Vamos a intentar entender que es eso de dar y recibir,
conceptos preestablecidos de antemano y el típico malestar por dar y no recibir
lo que espero. Intentaré enfocarlo desde el prisma de la universalidad y por
supuesto de la relación de pareja que es donde en muchos casos se crean
conflictos insalvables.
Voy a dejar al margen a los abusadores profesionales,
aquellos que viven de obtener favores de los demás, siempre están pidiendo y
pidiendo. Teniendo en cuenta que aún con estas personas habría que trabajar la
razón que les lleva a solicitar estos favores continuamente, necesidad de
atención, falta de estima, etc. Os aseguro que algo hay detrás de ello, pero
ahora mejor dejar este tema al margen y centrarnos en dar y recibir como tal.
Según la RAE
Dar.
Donar.
(Dicho
de una persona: Traspasar graciosamente a otra algo o el derecho que sobre ello
tiene.)
Entregar.
(Poner
en manos o en poder de otro a alguien o algo.)
Recibir.
Dicho de una persona: Tomar lo que
le dan o le envían.
Favor.
Ayuda,
socorro que se concede a alguien.
Honra,
beneficio, gracia.
Estamos acostumbrados a una norma social en la cual cuando
damos algo a alguien, bien sea un favor
o un bien material, esperamos recibir algo a cambio. Como mínimo siempre
esperamos el agradecimiento y si es posible; que nos devuelvan el favor.
La sociedad nos ha acostumbrado a que la persona que obtiene
algo nuestro debe estarnos agradecida, debe verbalizar esas “gracias”.
Muchísimas personas tienen interiorizado además la obligatoriedad de la deuda
adquirida: -Yo le presté “tal” favor y cuando lo necesité no estaba ahí para
devolvérmelo, que desagradecida/o, que mala persona.
Nada más lejos de la realidad, cuando alguien nos pide un
favor o nos pide algo, está abriendo su corazón a nosotros, nos está pidiendo
algo que necesita, nos está reconociendo una carencia, bien sea personal, afectiva
o material. En cualquier de los casos debemos tratarla con el máximo respeto y
amor. De ninguna manera somos mejores, más grandes o estamos en mejor posición
por estar en condición de prestar ese favor a esa persona, por estar en
condiciones de dar a esa persona
aquello que ella no tiene y nos está pidiendo.
El gesto de dar es y debe ser desinteresado, no podemos
esperar que al entregar aquello que se nos pide la otra persona queda endeudada
con nosotros, el puro acto de entregar, de ayudar no espera compensación a
cambio.
Repito que la sociedad, y cada vez más, espera que tras un
favor exista una deuda e incluso una devolución, “nadie da nada sin esperar nada
a cambio”, “nadie da nada por nada”, “nadie da duros a pesetas”, frases
populares siempre han existido y siempre existirán. Pero eso no es razón para
seguir haciendo lo mismo.
¿Cuantas veces te has sorprendido si alguien te ofrece algo
sin esperar nada a cambio? ¿Has observado sus ojos, sus gestos? La gente
sencilla es la que más cerca está del ofrecimiento sin pago, gente en los
pueblos que ofrece a sus visitantes alojamiento, comida, sabiendo que nunca más
les volverá a ver, reflejan en su semblante el bien por el bien, el dar sin
esperar recibir. Todos conocemos historias en los países y poblados más
recónditos de este mundo donde la gente que no tiene nada, lo da todo, y lo da
sin esperar nada a cambio.
Este concepto es un parte muy importante de la felicidad por
si misma;
-
Te hago el bien porque veo en ti el bien.
-
Veo en ti el bien porque lo veo en mí.
Y ahí radica parte del problema, si no veo el bien en ti
quizá sea porque no veo el bien en mí y si esto es así ¿Cómo puedo hacer el
bien por el bien?
En muchas ocasiones en la pareja sucede lo mismo. Además en
este tipo de relaciones deseamos algo y pensamos que la otra persona debe
intuirlo, debe saber lo que necesitamos sin decírselo. Si esto sucede es que la otra persona o sabe
leer nuestra mente o prioriza todo lo nuestro por encima de lo suyo. Lo primero
no creo que sea fácil, aunque es cierto que con el tiempo de vida en común es
más fácil intuir determinadas cosas, lo segundo sería lamentable.
Cuando en una relación de pareja imponemos nuestros deseos o
nuestras necesidades por encima de aquello que la otra persona desea no
necesita, a la larga afectará a la relación. No esperes nada a cambio de
nada. – Te dije que necesitaba ir a
“tal” sitio, debiste entender que lo que quería era… - Si necesitas algo, si
quieres algo, pídelo, con honestidad, con asertividad, que la otra persona te
entienda, no dejes a la intuición trabajar porque quizá ese día esté de
vacaciones. Si no comunicaste de manera adecuada tu necesidad, no culpes a la
otra persona de ello, leer la mente es difícil.
Debes respetar la situación de cada uno, bien sea tu pareja
o aquella persona que te pide lo que necesita. Esa persona, o tu pareja, sabe
porque lo necesita y en el momento en el que se encuentra te lo pide. Si la
petición es con educación, y respetando tus necesidades, simplemente escucha,
si puedes ayudar; ayuda y si no, exponlo con asertividad y si puedes ayúdale a
encontrar una forma de lograrlo.
¿Estoy obligada/o a ayudar siempre? ¿Tengo que dar siempre
que me lo piden?
No, categóricamente no.
Tú también tienes tus necesidades, tus obligaciones y tus
limitaciones, impuestas o no. Por tanto la otra persona no tiene poder sobre ti
y no debes dárselo. He oído más de una vez –
Cuando me piden algo, me siento
obligada/o y dejo mis cosas por hacer ese favor- Tu verás lo que haces, eres
libre de elegir y priorizar lo que más te interesa en cada momento, pero luego
no vayas lamentándote de hacer aquello y no lo tuyo, tú y sólo tú lo elegiste.
Siempre podemos decir no, repito, con asertividad, ayudando
a que la otra persona lo consiga o no, pero puedes decir no cuando lo desees.
·
No estás obligado a dar, pero si das, no esperes
nada a cambio. Es la forma más bonita y libre de entregar.
No tienes siempre el derecho a recibir. No debes
imponer tu voluntad, debes respetar siempre al otro, por lo tanto si el otro no
puede darte lo que pides, será que no está obligado a dar.
Recuerda actuar siempre con
libertad, desapego y por supuesto respetando el camino que el otro se ha
trazado. Respeta al otro y respétate a ti misma/o.